Una niña de tres años y medio empieza a tener sus aficiones y hay ya determinadas cosas que le encanta hacer. Leer a Benedetti, escuchar música clásica, viajar, salir a correr, conducir, lo típico. Venga no, es muy joven para esto. Algunas de sus cosas arrancan una sonrisa (o incluso carcajada), otras pueden irritar, y otras hacen que tu vida cambie por completo.
Afición numero uno: Síndrome de Diógenes
Fuera de casa hay que recoger todo lo que se pueda. Por ejemplo, los bolsillos del abrigo viene del cole llenos de piedras, no entendernos muy bien para qué, supongo que son pequeños tesoros. Y si se pasa por un sitio en el que haya flores, hay que recoger unas pocas para mamá. De los palos ni hablamos, no vayas a ser que me oiga y coja uno.
Afición número dos: La vena cariñosa
«Oooooooooohhhhh, Pablo y Luis», es lo que suele decir cuando ve a sus hermanos mellizos. Les da abrazos, besos, caricias… Hay que tener cuidado porque algunas veces no controla la fuerza. Ya sabemos que los quiere mucho pero…
Afición número tres: Yo soy la primera
Justo eso es lo que dice para todo. Cuando vamos a montar en el ascensor, cuando vamos a salir a la calle, cuando hay que recoger los juguetes (ah no, para esto no). Ser la segunda no es lo mismo, está claro.
Afición numero cuatro: Como niña con zapatos nuevos
Desde hace unas semanas le he dado por pasarse ratos poniéndose y quitándose sus zapatos, zapatillas y botas. Incluso cuando viene alguien de visita les hace el pase de modelos. Hay veces que tiene unas pintas bastantes curiosas: pantalón de chándal con botas o bailarinas no pegan, ¿no?
Afición numero cinco: Push the botton
Botón que ve, botón que tiene que tocar. Y que no se le ocurra tocarlo a nadie antes que a ella… El del ascensor, encender y apagar la luz, los del horno, los de los lavadora, los del coche, etc. Qué tendrán los dichosos botones.
Afición numero seis: Me pongo de pie, me vuelvo a sentar
Lavarse los dientes es agotador. Por eso se sienta en el escalón que tiene para llegar al lavabo. Y se levanta para enjuagarse. Y se vuelve a sentar para lavarse otro poco. Y se vuelve a levantar. Y a sentar. Todo muy rápido y dinámico, sobre todo si tenemos prisa.
Afición numero siete: Torturar al gato
La relación amor-odio continúa. Pichi la acepta cada vez más (seguro que piensa «más vale lo malo conocido…»). Ella a veces lo acaricia suavemente, a veces lo avaricia fuertemente, a veces lo persigue corriendo por el pasillo… Le cuesta tanto controlarse…
¿Qué aficiones tienen vuestros nenes o nenas?¿Coincidimos en alguna?