Superando adversidades

Esto está siendo muy difícil. El camino que hemos elegido es complicado, y tiene, como no podía ser menos, muchas piedras, pedruscos enormes.

 

Camino con piedras

 

Ni mamá, ni papá, como os decíamos el otro día, sabemos de empresas, tiendas, ni nada parecido. Nosotros sabemos de niños, de eso sabemos un rato. O mejor dicho, vamos a dejarlo en que tenemos experiencia, lo de «saber» es muy relativo y según a quién preguntes te pueden decir que no tenemos ni puñetera idea de cómo criar niños, pero ese es otro tema. Cuando vamos a comprar algo, nos gusta que quien nos lo vende sepa de lo que habla. Por eso, cuando nos planteamos abrir nuestro propio negocio no se nos ocurrió que fuera una librería especializada en manga, o una churrería, o la tienda del espía (la hay, la hay)… Tenía que ser algo de lo que tuvíeramos una base, lo demás se puede ir aprendiendo. Así que una tienda de artículos de puericultura nos encaja como anillo al dedo.

 

Los meses desde que nos hemos decidido por BabyEco y hemos firmado el contrato hasta la apertura de la tienda, están siendo complicados, muy complicados. Poner un negocio en marcha es difícil, pero hacerlo teniendo tres niños, dos de ellos con menos de año y medio, es… Hemos tenido que hacer malabares para organizar visitas a Madrid y que nos devolvieran esa visita para ayudarnos a elegir el local, encontrar huecos para larguísimas llamadas de teléfono, lecturas de contratos interminables, visitas a asesorías, a bancos, a inmobiliarias… Todo ello superado, aunque con algunos ratos agotadores.

 

La fase en la que estamos ahora es, al menos para mí (supongo que para mamá también), la peor de momento. Ella tiene que estar seguramente tres semanas en Madrid conociendo el funcionamiento de una tienda. Tres semanas en la que estamos separados. Nosotros sin ella, y ella sin nosotros. El otro día comentábamos entre nosotos que no sabíamos como lo hacían esos padres o madres que tienen que viajar semana sí, y semana también por trabajo, y separarse de sus hijos. Es muy duro. La echamos mucho de menos. Hacemos videollamadas pero no es lo mismo. Los nenes no pueden tocar a mamá, ni olerla, ni besarla… Y yo tampoco.

 

No pretendo que parezca que no estamos contentos con la decisión que hemos tomado. Sí que lo estamos, pero es un camino que nos está costando seguir. Esta primera parte tiene sus cosas negativas, y tenemos que ir SUPERANDO ADVERSIDADES. Lo bueno vendrá después, cuando podamos comer todos los días juntos, no dependamos de nadie para recoger a los niños a la salida del colegio, no tengamos que preocuparnos por si nos toca trabajar un día festivo… La vida es cuestión de prioridades, y cada uno elige las suyas. Nosotros las tenemos claras.

 

 

 

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