Esta semana he estado de vacaciones. Siempre es agradable estar en casita, no ir a trabajar, no tener que madrugar, tener tiempo libre, etc. Esta es la idea original. Pero no siempre es así. Y aunque esta entrada del blog no trata de una semana catastrófica, ni mucho menos, sí que trata de que las cosas no siempre son lo que parecen. Y de que lo que puede parecer algo tranquilo y relajado, no siempre tiene porqué serlo.
Yo ya pensaba que estar en casa de excedencia no era estar en casa de vacaciones. Sabía que mamá no para, principalmente porque no la dejan parar. Y que estar en casa con dos mellizos toda la mañana y añadir a su hermana mayor desde que sale del cole, es de todo menos relajado. Por eso nunca he dado por hecho que esto o lo otro debía estar hecho o recogido en casa. Se hace lo que se puede, que no es poco, seguro. Y si no se ha podido, ya se hará. Y si es necesario, lo hará papá por la tarde. Y si no se puede, pues no se hace. Hay cosas más importantes.
Pero en una semana en casa he confirmado que el tiempo se comprime, se reduce, se va poquito a poco, y cuando te das cuenta, se ha acabado. Y no has podido hacer casi nada. Y esto, pasa incluso estando dos. Por mucho que intentes organizarte, por mucho que te multipliques, el tiempo se va. Y hay cosas que se quedan sin hacer. Otro día más. Los llantos, los baños, los cambios de pañal, los biberones, o dormir a los mellizos, absorbe tanto tiempo que, a veces, no lo hay para nada más.
Así que yo, que ya imaginaba que estar en casa no era sino otro trabajo, y que puede ser muy estresante, en estos días lo he confirmado. No te pagan con dinero, no tienes un jefe que te achuche (eres tú mismo), no hay un horario fijo… Pero es un trabajo, os lo aseguro. Tomar la decisión de quedarse en casa para cuidar de los hijos durante sus primeros meses de vida puede parecer algo fácil y apetecible, pero se puede acabar convirtiendo en un trabajo durísimo. No es un chollo. No es estar de vacaciones. Todas las madres (y padres, que también los hay), que deciden conciliar por sus hijos, por su familia, tienen mi admiración. Y si alguien piensa que esto no es un trabajo y que «en casita se está muy bien», que se venga a la nuestra un par de días…
PD: como siempre, si te ha gustado lo que acabas de leer, o el blog en general, más abajo puedes compartirlo en redes sociales o seguirnos.