¿Qué pasa si…?

 

 

A veces los hijos de ponen un poco cabezones. Si se empeñan en algo, puede ser realmente complicado hacer que cambien de opinión. Si quieren, y, sobre todo si no quieren, hacer algo, a ver cómo los convencemos de lo contrario.

 

Y en estas andaba un día cuando se me ocurrió abandonar la táctica del «lo haces porque hay que hacer caso a papá» (a veces nos ponemos un poco dictadores, sí). Y probé algo nuevo.

 
– Papá, me hago pis
– Pues vete al baño y lo haces
– Pero es que no quiero ir sola
– Pero si vas sola muchas veces
…Aquí podría seguir un diálogo de forma indefinida pero no aportaría avances. Hasta que se me ocurrió la preguntita..
– Y ¿qué pasa si vas tú sola?
– Pues que me da miedo

 
El caso es que, al final, no me pude librar de tener que levantarme del sofá y dejar de no hacer nada, pero, por lo menos, sabía por qué no quiere ir al baño sola algunas veces. Y la información siempre es valiosa. Así que siempre intento recordar hacer una pegunta similar en estas situaciones. Como mínimo, me ayuda a entender el porqué de las cosas, y eso nunca es malo.

 

Pero desde hace unos días, le he pegado una vuelta. ¿Por qué le tengo que preguntar a ella? A lo mejor me lo tengo que preguntar a mí mismo, por lo menos de vez en cuando. Quizá me ayude a darme cuenta de que a veces me pongo un poco cabezón, intransigente e impaciente con ciertas cosas. Últimamente me han recordado (gracias mamá) que pierdo la paciencia con ella más rápido que con nadie, y esto me esta ayudando a controlarlo.

 

¿Qué pasa si me levanto del sofá, dejo de no hacer nada y la acompaño a hacer pis? Nada, cabezón, no va a necesitar que la acompañes hasta los 30 años. ¿Qué pasa si hoy vamos al parque en lugar de a la plaza aunque se pueda llenar de arena? Nada, cazurro, si hace falta se ducha y ya está. ¿Qué pasa si al parar el coche le dejo que se desabroche el cinturón cuando me pegunta? Nada, melón, si ya estamos parados. ¿Qué pasa si en el autobús le dejo que pique ella con la tarjeta? Nada, zoquete, si llega perfectamente y a los conductores les hace gracia. ¿Qué pasa si le dejo meter a ella las llaves en la cerradura cuando lo pide? Nada, membrillo, si lo sabe hacer perfectamente y así se siente útil.

 

O sea que estoy en fase de cambio. Ahora me pregunto las cosas a mí mismo. Y casi siempre descubro que son cosas que a ella la hacen feliz y a mí, cabezón, cazurro, melón, zoquete, membrillo… resulta que me hacen feliz también.