Cuando yo era pequeño, nos pasábamos casi todas las tardes en la calle jugando con los amigos del barrio. Salíamos al acabar los deberes del cole y estábamos en la calle jugando hasta la hora de cenar. Daba igual que hiciera frío o calor. Y alguna vez hasta lloviendo, aunque en verano prácticamente vivíamos en la calle. Si a alguno no le dejaban salir, íbamos los demás a buscarle. Tocabas al timbre y decías: «¿puede salir Pepito?», y Pepito, casi siempre, salía. Ahora ya casi no se ven niños jugando en la calle. Salvo en algunos barrios y en algunos parques, y no en todos. ¿Dónde están los niños entonces? Ah, ya se. En los centros comerciales, en las actividades extraescolares, o en su casa haciendo tantos y tantos y tantos deberes. Cómo ha cambiado la forma de divertirse de los niños en unos años.
Cuando yo era pequeño, nos metíamos en casas abandonadas y en las que estaban en obras. Saltábamos la valla del colegio si estaba cerrado para entrar a jugar al fútbol o al baloncesto. Jugábamos a los «portales a oscuras», siempre había alguien que te abría. Pasábamos tardes enteras en los salones recreativos, jugando y, sobre todo, viendo jugar. Hacíamos las porterías con dos piedras o en una cochera. Siempre había algún descampado en el que hacer la hoguera de San Juan. Nos hacíamos casetas con cartones y palos. Las peonzas eran de madera y tenían picos que podían partir a las otras por la mitad. Entrabamos a los bares cuando teníamos cinco duros a echar una máquina. Hacíamos carreras de «la vuelta a la manzana». Jugábamos al clavo. Estábamos horas y horas sentados en los portales, o en los coches (cómo quemaban en verano!!!). Hacíamos carreteras en la arena para jugar a las chapas. Guardábamos las canicas en un bote de Colacao, o en dos si jugabas bien. Nos rompíamos la garganta gritando «Pico, zorro, zaina!!!». Entrábamos a los bares a pedir un vaso de agua, y, ya de paso, chapas. Jugábamos a guardias y ladrones. Teníamos verbena en las fiestas del barrio.
Cuando yo era pequeño, la vida era muy distinta. Ni mejor ni peor, pero sí muy distinta. Los años ochenta podían ser maravillosos para un chaval de barrio. En los días de invierno nunca hacía el frío suficiente para quedarse en casa, y los días de verano eran eternos. Jugar, jugar y jugar. En las calles del barrio y con los amigos del barrio.
¿Cómo fue vuestra infancia?¿Que recuerdos tenéis?¿También pasábais horas y horas jugando en la calle?
Muy cierto que tristeza ver que ya no hay niños que jueguen en las calles a la traes , las escondidillas , el avión …
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Eran otros tiempos. La vida ha cambiado mucho
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Mucho ..,
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Cierto, hoy además me ha llamado la atención dos niños de unos 8 años, sentados en la acera jugando con el móvil. Mi hermana, que venía conmigo, me ha preguntado ¿y dónde llevan el balón? Mucho ha cambiado todo…
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Madre mía. En aquellos tiempos ni imaginábamos lo que era un móvil. Podíamos hasta salir a jugar a la calle sin llevar nada.
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Se me había olvidado las carreras de “la vuelta a la manzana” :'(. Lo que si recuerdo con gran nostalgia son los veranos, bajábamos todos a la calle con las madres después de cenar (porque a esas horas del calor no se podía dormir) ellas se quedaban sentadas en los bancos y nosotros jugando 😀
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Estos ratos de verano después de cenar eran los mejores. Irrepetibles, claro. La noche tenía otro color, aunque se jugara a lo mismo.
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Que razón…q distinto era todo….
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Pues sí, cómo hemos cambiado. Hemos pasado a ser una generación o que sobreprotege o que anula la infancia con móviles y centros comerciales… ¡Pues yo no me resigno! Y voy a hacer todo lo posible para intentar volver a lo que entonces era de lo más normal =)
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Ese es el espíritu!!!
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Qué razón y qué nostalgia. De vez en cuando me siento en el patio donde solíamos jugar con los del barrio, y le cuento a la niña (que me escucha con esos ojos inocentes que un bebé de 9 meses tiene) cómo disfrutábamos en ese solar. Ahora está desierto, no hay niños en él. Han cambiado los balones por tablets y peonzas por smartphones. No sé si mi infancia fue mejor o peor de lo que será la de mi hija, lo que sí que me gustaría es que pudiese ser tan feliz cómo yo lo fui en ese trozo de solar, jugando con la imaginación.
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Yo he ido alguna vez por el barrio donde vivía de pequeño y no se ve ni un niño. Supongo que también es cuestión e que le gente que vive allí se ha hecho mayor. No dudo que los niños de ahora sean felices, pero da penita ver cómo han cambiado algunas cosas.
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Eran otros tiempos. Hace unos años atrás un locutor argentino me publicó esta nota:
http://weblogs.clarin.com/lalomir/2006/08/24/reflexion_del_noisobre_juegos_y_juguetes_de_antano_vs_la_modernidad_digital/
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Es una constante todos los de treinta y pico años para arriba hemos podido disfrutar de la calle, de la diversión gratuita, de correr, armar banditas de amigos, cazar luciérnagas, mariposas, jugar fútbol… Hoy la diversión está mediatizada x insumos electrónicos, y la infancia marcada x padres q deben trabajar ambos y muchas horas… Padres forzados a ausentarse.
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